Las emociones y nuestros pensamientos
Cuando no cerramos situaciones de nuestra vida que han sido dolorosas o no las hemos aceptado, esto puede obstaculizar que avancemos en nuestro crecimiento personal y nos sintamos estancados. No admitimos lo ocurrido y a la larga puede provocarnos un duelo sin revolver, depresión o ansiedad. Este escenario puede llegar a hacer que estemos desanimados, cambiar nuestro carácter, dejar de luchar por nuestros sueños, desmotivarnos y hundirnos poco a poco. Simplemente nos dejamos llevar…sobrevivimos.
Es una situación dura, que no sabemos abordar. Nuestros pensamientos se entremezclan con nuestras emociones y se retroalimentan. En ocasiones podemos pensar en lo desgraciados que somos o porque eso nos debe ocurrir a nosotros. Podemos pensar que no valemos para nada, que “deberíamos” ser más fuertes. A veces podemos pensar que ya no nos necesitan, que somos una carga para los demás, que no sabemos solucionar nuestros problemas. En definitiva, que esta situación no nos debería sobrepasar y que algo estamos haciendo mal.
Estos pensamientos provocan en nosotros emociones como son: la tristeza, el enfado, la desgana, el disgusto, la incomprensión, el desasosiego, la tensión, la frustración o la decepción e incluso la soledad. Y de nuevo volvemos a tener esos pensamientos negativos que no sabemos cómo parar, que nos atormentan y no nos dejan avanzar.
Puede que exista un momento en el que nos demos cuenta que algo no está funcionando. Que no podemos seguir así y que quizás necesitemos tomar una decisión. Una decisión muy dura, que hará que heridas que considerábamos cerradas se abran, mirar en nuestro interior, observarnos y ver qué es lo que nos ocurre. Y a partir de ahí decidir si queremos cerrarlas, decidir si queremos avanzar y decidir si queremos luchar por curar nuestros conflictos. ¡Al fin y al cabo…decidir si queremos aprender a VIVIR!
Puedo solucionar mis conflictos internos
Antes que nada, debemos estar dispuestos a conocernos, a aceptarnos tal y como somos. Con nuestros defectos y nuestras virtudes. Adentrarnos en nuestros temores y observar porque los tenemos. Ver que nos gustaría mejorar de nosotros mismos y que cualidades nos gustaría potenciar o que defectos disminuir. Pero lo más importante sería aceptarnos, aceptar esos pensamientos intrusos y aceptar esas emociones.
Con ayuda lo solucionaré
Todas las personas han necesitado la ayuda de un profesional a lo largo de su vida. Solucionar nuestros conflictos internos no es fácil, es un trabajo costoso y doloroso. Donde te adentras en tus pensamientos y los analizas, buscas una solución a ellos e incluso los aceptas. La ayuda externa de un profesional de la psicología, que analice desde fuera la situación y ayude a focalizar realmente a la persona en saber cuáles son esos conflictos para poder resolverlos, es esencial.